En México salió hace tiempo un documental que cuenta un caso de una persona acusada de un crimen y encarcelada por este. Un abogado valiente y honesto, según el filme, toma su caso y comprueba toda la basura recovecos legales que vuelven a un Presunto culpable (así se llama la obra) en víctima del sistema legal mexicano. En un libro llamado Una novela criminal, de Jorge Volpi, se documenta el famoso montaje de la captura de una banda de secuestradores y que culmina en un problema diplomático y en la liberación de una ciudadana francesa inmiscuida en el caso; la pareja de la francesa, un mexicano, sigue en la cárcel esperando sentencia desde hace años. Caer en las manos de la justicia mexicana puede ser lo peor que te puede pasar en vida.
Todos tenemos pensamientos asesinos, de Eusebio Ruvalcaba, narra la historia de un padre humilde y con una vida complicada y a quien se le complica más la vida cuando su hijo, con síndrome de Down, es acusado de un crimen y encarcelado en el reclusorio Oriente de la Ciudad de México. En medio de su desespero, tiene que lidiar con una esposa que el lector termina odiando. Mala hasta el núcleo. Y si eso no fuera suficiente, le toca caer en manos de estafadores y de un custodio que le hará ver su suerte. Las oportunidades, cómo podemos intuir, se basan en la disposición de dinero. Pésimo panorama para Salvador, el protagonista.
Si eres de gustos lectores sensibles, este libro no es para ti. Parecido a La virgen de los sicarios, de Fernando Vallejo, igual de duro y quizá más cercano a la realidad, te arrastra por el espectro de sentimientos donde se encuentra la impotencia, la desilusión, la desesperanza y la desesperación. Hay pocos momentos de triunfo para Salvador, un personaje por el que puedes sentir empatía por el inmenso amor a su hijo. Difícil es juzgar sus decisiones ante las pocos oportunidades qué hay. El final ni te lo imaginas.
Aunque es desgarrador, es un libro que se va rápido. Es de esos que puedes acabar en un sólo día. Cada capítulo te deja el corazón más roto o más cercano al asco, porque seres humanos como los descritos en el libro no faltan en la realidad. Pero también hay un aliciente por saber cuál será el destino de la historia. Hubiera estado bien un poco más de desarrollo de personajes como el Chupes o Rosa, pero quizás con el atisbo que tenemos sea más que suficiente.
Conocí a Eusebio Ruvalcaba por Un hilito de sangre, novela que disfrute y me dejó con ganas de leer más de este autor mexicano. En TTPA, pude conocer otro lado de su obra, uno más crudo con nada de humor, pero igual de impactante. Son duda, lo recomiendo para los estómagos e imaginaciones ávidos de historias fuertes. Tendrán una obra sin concesiones y que le pelea, palmo a palmo, una historia que sólo podría pasar en la realidad.
