RESEÑA DE "LOS DETECTIVES SALAVAJES", de Roberto Bolaño.
- augost21
- 12 oct 2020
- 2 Min. de lectura
Lo logré. Me tomó todo el mes tuve que combinarlo con lecturas más “amigables” porque de repente se me hizo tedioso; estuve muchas veces a punto de dejarlo incluso cuando me faltaban 100 páginas, pero ahí ya había cruzado el punto de no retorno y sólo quedaba terminarlo. Estoy seguro que si hubiera tenido más salidas a la calle, lo hubiera disfrutado más. Maldita pandemia que das y quitas. En fin.
Los detectives salvajes, de Roberto Bolaño, narra la búsqueda de Cesárea Tinajero, pionera del movimiento poético real viscerealista (o infrarrealismo en la vida real) por parte de Arturo Belano (Roberto Bolaño en la realidad) y Ulises Lima (Mario Santiago Papasquiaro en la realidad). Está dividida en tres partes, siendo la primera y tercera el diario del joven poeta Juan García Madero, y la segunda una serie de testimonios de poetas miembros del movimiento mencionado, de poetas de otros movimientos, y varias personas que tuvieron alguna relación, incluso circunstancial, con los viscerealistas. Como ejemplo, aparecen Carlos Monsiváis y Octavio Paz, este último en voz de sus asistente.
Lo bueno: lo que más me gustó fue la parte narrada en el diario de García Madero, ahí se atisba al movimiento en sus inicios (o reinicios) y se conocen a algunos personajes que, de alguna manera, se vuelven interesantes y que se conocen más a fondo en la segunda parte por sus testimonios. Quim Font es un ejemplo de esos personajes. En los testimonios es de resaltar la voz propia que Bolaño le da a cada persona, sobre todo en aquellos donde no hablan de Belano o Lima, pero en especial del primero. Las narraciones del mencionado Quim Font, de su hija María, y de los viscerealistas en general, me parecieron muy interesantes.
Lo malo: es una novela que sufrí por su letra pequeña y párrafos interminables (en la segunda parte). Además, en los testimonios que hablan directamente de Belano, o algunos donde se le menciona de manera velada y poco a poco se descubre que es él, me parecieron algo egocéntricos. Belano resulta ser todo un súper hombre: conquistador, reportero de guerra, esgrimista, matador y lo que se le sume.
Dicen que Los detectives salvajes que se parece a Rayuela, pero a esta yo si la disfruté. Si tienen sus parecidos. Uno que noté es que Horacio Oliveira es insufrible, pero de eso te das cuenta pronto; acá Belano, bajita la mano, llega a ser igual de plomizo por ese ejercicio, en mi opinión, de ego que se aventó Bolaño. Otro, hay que reconocerlo, es que Los detectives salvajes también tienen muchos “trozos” o capítulos realmente geniales.
Siento no haber disfrutado esta novela como muchos otros lo han hecho. Casi al final de la novela hay un guiño a otra obra de Bolaño, 2666, pero no creo atreverme por un tiempo a leer otro libro del escritor chileno. Me tendré que quedar con la duda de lo que hay detrás de la ventana.

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