Un rompecabezas. Así es como definiría este libro. Pero no cualquier puzzle, sino uno complejísimo, de esos que hacen que te preguntes “¿en qué diablos me metí?” cuando aún no llevas ni el marco armado. En ese sentido, en la primera mitad del libro lucharás buscando las piezas que te permitan avanzar con más facilidad en el armado de ese cuadro de referencia porque el autor, William Faulkner, no te lo pone nada fácil.
El ruido y la furia narra la decadencia de la familia Compson en la voz de 4 de sus integrantes. La primera parte la narra Benjy Compson, quien tiene un transformo mental y ese detalle está claramente reflejado en su relato que brinca en el tiempo constantemente, lo que lo hace muy complejo de seguir. La segunda parte la narra Quentin, hermano de Benjy, un hombre sensible e inteligente, que siente un profundo amor por su hermana Caddy; esta parte también es difícil pues refleja el conflicto interno que sufre el narrador por los sucesos que sufrió su hermana (además del peso que tiene su padre en su mente) terminando vejada de su dignidad, llevándolo a tomar una decisión por demás extrema. En esta parte siguen presentes los brincos temporales y omisiones con el uso de las reglas de puntuación para exaltar el caos mental de Quentin.
Una vez que lograste avanzar lo más difícil, pero no por eso menos interesante, el armado del rompecabezas se acelera, toma ritmo y las piezas caen en su lugar. Empiezas a atar cabos. La tercera parte la narra Jason Compson, un hombre lleno de resentimientos, frío y hasta cruel. Ruin. Su narración es mucho más lineal, sin los saltos de tiempo qué hay en los otros dos. Lo que sospechabas en los capítulos anteriores con los elementos que podías discernir, acá ya toman su lugar y sabes si estabas en lo cierto o no. En el capítulo final (aclaro que hay un apéndice con la dinastía masculina Compson y las piezas finales de la historia) es Dilsey, la amorosa y paciente sirviente negra de la familia, el foco de atención, en voz de un narrador omnisciente. Es el desenlace de la trama, donde elementos del capítulo de Benjy te vienen a la mente y toman sentido, y se cierra la historia, el punto final a la familia Compson.
William Faulkner es referencia e influencia de escritores de la talla de Borges, Vargas Llosa, y el mismo Guillermo Arriaga, entre otros. Así llegó su nombre a mi. Vargas Llosa dijo que sin Faulkner no hubiera existido el boom de literatura latinoamericana. Imagínense, no hubiera existido un Macondo o un Comala. Y El ruido y la furia, obra fundamental para que Faulkner recibiera el Nobel, lo deja muy claro.
El ruido y la furia no es un libro fácil, pero es de esos que recompensan generosamente el esfuerzo inicial con una historia de fuerza narrativa única, poderosa y que te involucra, que te hace investigar sobre la trama y sobre el autor. Cuando terminas el libro, ese rompecabezas, el premio no es completarlo, sino por el proceso por el que atravesaste como lector y en el descubrimiento, en mi caso, de un gran escritor, ídolo de nuestros ídolos.
Comments